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¿Existe el divorcio en el matrimonio eclesiástico?

En el matrimonio eclesiástico no existe el divorcio, pero sí la nulidad matrimonial que debe ser analizado y resuelto por el Tribunal.

No existe divorcio en el matrimonio eclesiástico
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Si bien no existe el divorcio del matrimonio eclesiástico si hay la niludad del matrimonio. En los tribunales eclesiásticos no se separa lo que Dios unió, sino que se respeta la bendición que los cónyuges recibieron.

No hay divorcio en el matrimonio eclesiástico

El sacerdote, Luis Puma, párroco de Santa Rosa expone sobre el tema «La nulidad del matrimonio«

El sacerdote en su artículo cita que el matrimonio eclesiástico es la sagrada unión conyugal entre el hombre y la mujer, aptos, conscientes, y en ejercicio de su voluntad.

La pareja expresa su consentimiento matrimonial ante el testigo cualificado (Sacerdote) quien, en nombre de Dios los recibe y bendice; es la opción por una entrega mutua, íntegra, exclusiva y permanente.

El objetivo es construir y edificar una familia, comunidad de vida y amor, reflejo de la presencia divina (CIC 1057).

La Iglesia Católica nunca anula el matrimonio válido y consumado, porque obedece al mandato divino (Mt. 19:6).

El matrimonio es una Institución sagrada, establecida por Dios y elevada por Cristo a la dignidad de Sacramento entre bautizados (CIC 1055).

En los tribunales eclesiásticos no se separa lo que Dios unió, sino que se respeta la bendición que los cónyuges recibieron hasta que la muerte los separe.

Por ser éste un sacramento indisoluble (Mr. 10, 1-12) realizado con la autoridad que Jesús le confirió (Mt. 16, 19).

No hay divorcio, pero sí nulidad

Sin embargo, la Iglesia hace justicia cuando en uno o ambos contrayentes existe la sospecha de que el matrimonio celebrado fue inválido por haber existido antes o en el momento de la boda una causal de nulidad matrimonial.

O simplemente las realidades que confirmen que no se llevó a cabo de una forma justa.

Entonces se puede iniciar un proceso de nulidad, ya que sería injusto tener como válido un matrimonio celebrado inadecuadamente (CIC 1066).

La Iglesia a través del Tribunal acoge y orientan a los cónyuges a buscar el proceso de nulidad matrimonial.

El proceso tiene como fundamento la vida espiritual y moral cristiana, en el cual los cónyuges tienen la esperanza de reorganizar sus vidas ante Dios, ante sí mismos y ante la comunidad cristiana.

Pensando en la salvación de las almas (CIC 1752). Aunque logren engañar a los jueces, la unión seguirá siendo válido ante Dios quien todo lo sabe y nos invita a obrar con justicia (Ga. 6, 7-10).

Lo primero que debe hacer la pareja o el cónyuge que cree oportuno aclarar sus dudas respecto a la validez o invalidez de su matrimonio es orar y pedir a Dios, discernir la verdad.

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Para poder hacerlo lo justo, sin perjudicar a nadie, y sin conveniencias individualistas, además, debe estar dispuesto a aceptar la respuesta que dé el Tribunal, el cual a través de un proceso de estudio.

El estudio debe ser exhaustivo e investigativo, apegado a los documentos de la iglesia y a las recientes reformas del papa Francisco, puede ratificar la validez de su matrimonio.

Por haber celebrado sin causales de nulidad, o lo declara nulo, por la falta de elementos esenciales para su validez aunque haya sido celebrado, en apariencia, legítimo.

El divorcio en el matrimonio eclesiástico no está permitido

En el matrimonio no existe el divorcio eclesiástico, sino la declaración de nulidad.

Es decir, mientras el divorcio disuelve un matrimonio válido en la sociedad civil.

La iglesia por medio de la nulidad declara que nunca existió un verdadero matrimonio desde el principio.

No se trata de la terminación de un vínculo, sino, que ese vínculo nunca tuvo existencia legítima debido a un defecto grave en el momento de la celebración.

Estas causales pueden ser de índole divino, natural y eclesial.

Ya que puede inhabilitar o impedir a la persona para contraer matrimonio válidamente, o pueden ser circunstancias irregulares o actos nocivos que perjudican a la misma pareja.

A quienes estén pensando arreglar su situación matrimonial celebrado bajo algunas irregularidades antes o durante la boda.

El sacerdote les invita a que no tengan miedo…, déjense guiar por la luz de la misericordia divina que hace justicia a sus hijos en la verdad y en el amor como miembros vivos de su Iglesia (AL 299)

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