Carros informales contra cooperativas de buses en Guaranda
Carros informales y cooperativas de buses compiten en Guaranda. Los choferes ‘piratas’ ofrecen precios más bajos.

La creciente disputa entre los carros piratas y las cooperativas de buses de Guaranda por las tarifas del transporte público e informal ha encendido las alarmas entre los usuarios y los gremios de taxistas, especialmente en ciudades vecinas como Ambato y Riobamba.
En estas zonas se ha detectado una lucha abierta por captar pasajeros con precios bajos, muchas veces fuera de la regulación vigente especialmente en la provincia de Bolívar.
Buses formales vs transporte informal
Los buses interprovinciales operan con tarifas autorizadas, pero ahora enfrentan competencia directa de camionetas y vehículos informales que ofrecen pasajes más baratos.
“Esto genera malestar y afecta la seguridad del usuario”, explicó Luis Erazo, conductor de transporte legal.
Tatiana Ruiz, taxista profesional, agregó: “La falta de controles ha permitido que los taxis piratas proliferen, bajen precios sin garantía, ni seguridad para los pasajeros”.
Por su parte, los usuarios afirman que priorizan el ahorro y la rapidez en sus traslados. Patricia Gómez dijo ella que utiliza tanto taxis como buses públicos o privados dependiendo de sus necesidades:
“A veces el precio es justo, pero otras cobran de más. He tenido buenas experiencias, como cuando me devolvieron mis pertenencias, pero también malas, como cuando me pidieron dinero extra por devolvérmelas”.
Competencia en las calles y riesgos crecientes
Pelea por pasajeros en las vías
Los conflictos también se trasladan a las vías: algunos conductores compiten entre sí para ganar más pasajeros, incluso notificándose por radios o grupos de WhatsApp.
Esta presión ha dejado buses casi vacíos, ha aumentado los accidentes y en algunos casos, ha costado vidas.
La circulación sin descanso, especialmente de madrugada, es otra preocupación constante. Como dicen algunos choferes: “Un dólar más puede significar una vida menos”.
Aunque existen operativos de control, muchos logran evadirlos alegando que viajan con familiares o inventando justificaciones.
La realidad es dura para quienes viven del volante: las deudas, los préstamos y los pagos diarios a cooperativas los obligan a mantenerse en la lucha